¿De qué hablamos cuando decimos Terapia Ocupacional?

¿De qué hablamos cuando decimos Terapia Ocupacional?

El uso terapéutico de la ocupación y la actividad ha estado presente desde el inicio de las civilizaciones, pues se entendía que la evolución humana estaba estrechamente relacionada con su implicación en ocupaciones y, cuanto más complejas y específicas eran éstas, más podía avanzar el ser humano. Por tanto, si el desarrollo de estas ocupaciones se veía limitado, también se limitaría el progreso de las personas, por lo que se recomendaba el uso de actividades para mantener óptima esta relación bidireccional.

No obstante, no es hasta finales del siglo XIX cuando podemos hablar del surgimiento de la profesión de la Terapia Ocupacional como tal, inicialmente ligada a contextos de enfermedad mental y, posteriormente, impulsada a procesos físicos por la necesidad de tratar a los soldados heridos durante la Primera Guerra Mundial,  para ser finalmente reconocida oficialmente, durante en la Segunda Guerra Mundial.

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En España, no sería hasta la década de los sesenta cuando se diera a conocer la profesión y se creara la primera Escuela Nacional de Terapia Ocupacional, para pasar a ser catalogada como Diplomatura Universitaria a partir de 1990.

Este breve repaso a los cimientos de la profesión está muy bien, pero ¿Qué es la Terapia Ocupacional?

Para responder a esta pregunta debemos entender que, la Terapia Ocupacional, establece como ocupaciones todas las actividades que realiza la persona, ya sean de autocuidado (Actividades básicas e instrumentales de la vida diaria), productividad (Actividades avanzadas de la vida diaria, trabajo, educación y/o voluntariado) u ocio y tiempo libre, y las considera como eje fundamental del desarrollo de un individuo, puesto que, son innatas al ser humano, (somos seres ocupacionales, necesitamos “hacer cosas”) y, a través de ellas, el ser humano es capaz de estructurar su tiempo, interaccionar con un contexto físico, social y cultural, adaptarse a un entorno o propiciar que el entorno se adapte a él y, sobre todo, son el vector que dan sentido y significado a la existencia de la persona.

Esto nos permite comprender por qué las ocupaciones contribuyen a establecer un estado de bienestar saludable y satisfactorio para la persona y, cómo pueden influir en el desarrollo del día a día de un individuo si, éste, presenta limitaciones que le dificultan escoger, organizar y/o realizar sus ocupaciones por motivos físicos, psíquicos, emocionales, sociales o ambientales y, por tanto, no sólo son el fin para lograr la autonomía e independencia de la persona, sino que son el medio para conseguirlo.

De manera que, la utilización de las ocupaciones y actividades por parte de la Terapia Ocupacional no es fruto del azar o del “hacer por hacer”, tienen un sentido y significado, van dirigidas a una meta concreta y persiguen un propósito, que no es otro que el de mantener o restaurar el desempeño ocupacional de las personas según sus características particulares.

Podemos definir la Terapia Ocupacional como el uso terapéutico de las ocupaciones para prevenir la disfunción o, minimizar las consecuencias de ésta, lograr la autonomía e independencia de la persona en sus ocupaciones y proporcionar un óptimo estado de salud y bienestar en el individuo, mediante su capacitación u habilitación en las diferentes  actividades de la vida diaria, la adaptación de éstas o la modificación del entorno para permitir su integración, inclusión y participación plena y satisfactoria, teniendo en cuenta el contexto cultural, social y espiritual en el que se desenvuelve y su motivación, haciéndole partícipe de su propio proceso de recuperación.

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TERAPIA OCUPACIONAL EN GERIATRÍA

El hecho que la Terapia Ocupacional utilice las ocupaciones del individuo como herramienta y fin último para su desarrollo e independencia, permite que cualquier persona sea susceptible de poder necesitarla, desde el momento de su nacimiento hasta el último estadio de su vida.

En este caso, nos centraremos en los beneficios que puede aportar la Terapia Ocupacional en los adultos mayores.

Se puede definir el envejecimiento como un proceso biológico, común a todos los seres humanos, que produce cambios físicos, estructurales, sensoriales y mentales en las personas a medida que pasan los años y no tienen relación con enfermedades o accidentes.

Pero, desde Terapia Ocupacional, ampliamos la perspectiva de este concepto, y analizamos no sólo estos cambios, que son propios de la persona, sino también lo que conlleva envejecer a nivel ocupacional, social y emocional.

En la edad adulta, el área de desempeño ocupacional predominante es la productividad, puesto que, el tiempo, hábitos, rutinas, relaciones, etc, se organizan alrededor del trabajo, que es la actividad más desarrollada en la edad adulta. No obstante, al llegar a la vejez, con la jubilación, este área de desempeño ocupacional, la productividad, pasa a un segundo plano para dar paso al área de ocio y tiempo libre, proporcionando un aumento significativo del tiempo de esparcimiento, teniendo que reestructurar la organización no sólo del tiempo si no de las rutinas, y  provocando, que a nivel social, se cierren roles establecidos a lo largo del tiempo como el rol de trabajador/a, esposo/a y se abran nuevos roles como el de jubilado/a o abuelo/a, haciendo que la persona deba, además, adaptarse a estos otros cambios. Esto suele afectar emocionalmente a la persona, ya que, en esta etapa, generalmente, se producen pérdidas de amistades y/o del cónyuge, reforzando el sentimiento de soledad o la proximidad de la muerte, además de la incertidumbre que puede provocar el tener que adaptarse a los nuevos roles adquiridos o la pérdida de estatus económico.

El objetivo de la Terapia Ocupacional en adultos mayores será, por tanto, mejorar y/o mantener las funciones físicas y cognitivas para evitar la pérdida de sus ocupaciones, buscar el equilibrio entre sus áreas de desempeño ocupacional y favorecer un estado emocional adecuado que promueva un correcto estado de salud y bienestar que le permita participar socialmente y desenvolverse en su entorno.

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El tratamiento desde Terapia Ocupacional parte con una valoración física, cognitiva, sensorial, emocional y social de la persona, que nos permite conocer las capacidades preservadas en todas estas áreas; además, se realiza una valoración del entorno del individuo y se recopila información sobre su historia de vida, hobbies, hábitos, rutinas y roles de manera que, el tratamiento posterior, sea personalizado en función de los intereses y necesidades de la persona.

Una vez detectadas las capacidades y necesidades de la persona, se establecen los objetivos a lograr y se proyecta un plan de acción o tratamiento.

Entre los objetivos que se plantean desde Terapia Ocupacional están:

  • Mejorar y/o mantener la autonomía e independencia en las AVDs.
  • Adaptar el entorno a las necesidades y capacidades del individuo.
  • Entrenar en el uso de productos de apoyo
  • Potenciar la motricidad fina y gruesa y la destreza manipulativa
  • Mantener y/o mejorar las praxias y gnosias
  • Favorecer las relaciones interpersonales
  • Mantener las capacidades cognitivas preservadas
  • Potenciar la motivación y la autoestima
  • Promover la participación en sociedad
  • Facilitar la comunicación verbal y la expresión de ideas, opiniones y emociones

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Las herramientas que se utilizan en el tratamiento de Terapia Ocupacional son:

  • Las propias Actividades de la Vida Diaria (AVDs), ya sean básicas o instrumentales. Se entrenan directamente el vestido, alimentación, aseo, manejo de dinero, preparación de medicación, compras, etc.
  • Actividades auxiliares. Se realizan actividades que refuerzan componentes del individuo, necesarios para llevar a cabo las AVDs; por ejemplo, ejercicios de mantenimiento físico, estimulación cognitiva, destreza manipulativa fina y gruesa, estimulación sensorial, etc.
  • Actividades de capacitación. Se utilizan actividades que simulan tareas de las que se componen las AVDs como abrochar/desabrochar cordones, coger/mover conos, aros, entrenamiento en el uso de adaptaciones para aumentar la autonomía en las AVDs como cubiertos adaptados, etc.
  • Actividades lúdicas y de ocio y tiempo libre. Refuerzan la motivación de la persona y permiten trabajar componentes cognitivos, emocionales y sociales, además de mantener intereses o encontrar nuevos hobbies.
  • Modificación/adaptación del entorno. Acciones encaminadas a mejorar su interacción con el contexto más inmediato de la persona como eliminación de barreras arquitectónicas, adaptación de estancias para hacerlas más accesibles, uso de fotos o pictogramas para facilitar la secuenciación y ejecución de las AVDs, etc.
  • Diseño y prescripción de órtesis, prótesis y/o productos de apoyo.

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“Los Terapeutas Ocupacionales consideran que tener una ocupación digna y que dé significado a la existencia de la persona es tan fundamental para la salud y el bienestar como comer, beber y ser amado” Frank Kronenberg

 

Laura Durán de Paz

Diplomada en Terapia Ocupacional por la Universidad Rey Juan Carlos.

7 años de experiencia en el ámbito de la geriatría y gerontología.

 

Referencias y enlaces de interés: